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Anteriormente hemos hablado de SCRUM y de sus características como metodología de planificación con numerosos beneficios para todo tipo de proyectos.
No obstante, el día de hoy hablaremos sobre una de sus herramientas indispensables. Se trata del Product Backlog o lista de objetivos, el cual es una especie de documento que forma parte de la etapa de planificación de cualquier proyecto. Pero ojo, no se trata sólo de una lista convencional en la que se enumeran de forma genérica los elementos que conforman un proyecto. Es mucho más que eso.
Tabla de contenidos
Es una planificación estratégica que evoluciona a lo largo de toda la vida del producto/proyecto, debido a cambios de necesidades del cliente, feedback del mercado, aparición de nuevas ideas, dificultades tecnológicas, entre otros.
El orden de los ítems del Product Backlog viene determinado por el valor que aporta al cliente final respecto a riesgos y coste estimado de completarlo (ROI).
El cliente es el responsable de crear y gestionar la lista (con la ayuda del Facilitador y del equipo, quien proporciona el coste estimado de completar cada requisito). Dado que reflejar las expectativas del cliente, esta lista permite involucrarse en la dirección de los resultados del producto o proyecto.
El Product Backlog puede aplicarse de forma genérica o para iteraciones puntuales. En el segundo caso, conviene no elaborar la lista antes de que haya terminado la anterior iteración, pues es probable que algunos elementos se modifiquen.
La elaboración del Product Backlog siempre dependerá de la naturaleza del proyecto y del número de necesidades que se generen a lo largo del desarrollo del proyecto.
Lo que en ciertos casos se aplique satisfactoriamente, en otros casos puede ser un fallo rotundo. Lo que sí es cierto es que todas las listas de objetivos o requisitos deben tener un mínimo de elementos. Una buena forma de elaborarlas es a partir de los siguientes parámetros:
En este apartado se apuntan las tareas que son consustanciales al proyecto, es decir, que no pueden obviarse porque pondrían en riesgo la ejecución del mismo. Por lo general, se expresan como objetivos a gran escala.
Son tareas o aspectos de mediana envergadura, pero que no alcanzan a determinar el curso de la ejecución de un proyecto. En muchos casos se derivan de los objetivos incluidos en la primera categoría.
Más que tareas o elementos específicos, son oportunidades que se podrían valorar para la puesta en marcha del proyecto. Muchas de ellas se expresan en condicional y siempre como alternativas a algo.
Finalmente, lo opcional es aquello que está a nuestro alcance, pero que no por ello resulta necesariamente importante para un proyecto. A diferencia de las tareas de la categoría anterior, en este caso hablamos de alternativas que pueden llevarse a cabo en cualquier momento, pero que sin embargo pueden esperar. Su ejecución no tiene gran influencia en el conjunto de actividades.
Cuando el cliente solicita una entrega de los objetivos/requisitos completados hasta ese momento, el equipo puede necesitar añadir una iteración de entrega, más corta que las iteraciones habituales, donde realizar alguna tarea que no ha sido necesaria o posible hasta el momento de la entrega final y acabar de corregir defectos detectados en la última demostración.
Idealmente esta iteración de entrega no debería existir (o reducirse a tareas mínimas dentro de una iteración) si:
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